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Son, sin duda, la manera más práctica y cómoda de tomarse un té o una infusión, hablamos de las tisaneras, más conocidas como tazas de té o tazas con filtro. Las mismas se vienen utilizando desde hace siglos y han ido evolucionando con el paso de los años, a diferencia del té que, prácticamente, se sigue tomando igual que desde que se descubrió que se podía hacer infusión de la planta de la Camelia Sinensis, con todas las propiedades que la misma aporte en función del tipo de té que se prepare con ella.
Por eso, por la tradición que tienen, mención especial merecen que les dedicamos más de una línea a explicar su origen, a hablar de las variedades que existen o algunos consejos para elegir aquella que más se adapte a tus gustos.
Pero antes de pasar a hablar de todos estos aspectos, me gustaría hacerte dos preguntas. La primera: si te hablan de una taza de té, ¿qué imagen se te viene a la cabeza? Y la segunda: ¿qué es lo que más te gusta de una tisanera?
Si te parece, mientras te lo piensas, te respondo lo que yo creo de esas preguntas: si a mi me hablan de una taza de té o tisanera, visualizo, no sólo el objeto, sino el momento de placer que supone todos los días del año, pero especialmente aquellos en los que el cuerpo o la temperatura no acompañan, beber esa bebida de dioses bien calentita, la cual, te reconforta el cuerpo y el alma.
Eso en cuanto a la primera pregunta, pero si quisiera responder a la segunda, te diría que el asa. Sí, porque es lo que me permite sujetar de manera segura y agradable la taza de té, especialmente los días que hace frío y ésta permite que mis manos y, por ende, mi cuerpo, entren, poco a poco, en calor.
En realidad, si lo piensas bien, las dos imágenes van ligadas la una con la otra. Y, ahora, seguro que estás pensando: “pero por qué me habrá hecho a mí estas preguntas ahora”. Muy sencillo, quiero contarte una anécdota que, seguro, te sorprende tanto como me lo hizo a mi la primera vez y me sigue pasando hoy en día.
Si a la segunda pregunta tú, como la mayoría de las personas, has respondido que el asa, te diré que, curiosamente, una de las cosas más características de una taza de té, esa orejita que algunos le llaman, fue el último elemento que se incorporó en los diseños de las tisaneras y, sin embargo, hoy nos cuesta pensar en un recipiente para tomar té, sin que la tenga.
Todo esto se entiende mejor si echamos unos cuántos siglos atrás y vamos repasando el origen y la evolución de las tisaneras.
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Para hablar del origen de las tisaneras o tazas de té nos tenemos que remontar al lugar de origen del té, es decir, a China. Y es que fue allí, como no podía ser de otra manera, donde se crearon las primeras. Sin embargo, no tenían nada que ver con la forma que tienen actualmente, ya que entonces eran una especie de cuenquitos, muy similares a los que se utilizan ahora en China y que se conocen por el nombre de Zhong.
Lo que tampoco tenía nada que ver era el material con el que estaban elaboradas. Hoy en día, la mayoría de las tisaneras se fabrican con porcelana, sin embargo, las primeras estaban hechas en barro. Con el paso del tiempo comenzaron a utilizar la arcilla, hasta que finalmente comenzaron a hacerse en porcelana.
La historia sitúa la creación de las primeras tisaneras o cuencos de barro para tomar té durante la dinastía Han (206 a.C. - 220 d.C.) o, al menos, los primeros utensilios para tomar té que se han encontrado en China han sido hallados en las tumbas de los emperadores de dicha dinastía.
Otra de las cosas que se sabe de la historia de las tisaneras es que de China pasaron a utilizarse también en Corea y en Japón; posteriormente recorrieron Persia y no sería hasta el siglo siglo XVII cuando comienzan a utilizarse en Europa.
Una de las primeras cosas que se introdujeron en estos primeros cuencos o tazas de té, fue el platillo, de manera que la personas que tomaba el té pudiera dejarlo reposar, sin quemarse y sin manchar, hasta que éste estuviera a la temperatura perfecta para tomarlo. Y, como te comentaba al comienzo, lo último que se incorporó fue el asa, a pesar de ser, sin duda, lo que más personalidad le da a este tipo de recipiente para tomar té.
Hoy en día y, aunque como te decía, en China y en Japón se siguen utilizando mucho los cuencos de té, en el resto del mundo, la versión más extendida de las tisaneras, es aquella de un vaso de porcelana, con asa, infusor y tapa, la cual, por cierto, también cumple su función.
Sí, sí. Cada uno de los elementos de una tisanera, tienen su propia función. Por ejemplo puedes comprar tazas de té originales con diferentes diseños.
Como ya he comentado, hoy en día existen una infinidad de tazas de té originales que se pueden agrupar en los siguientes grupos:
Estos son los tipos de tisaneras más utilizados, pero en Aromas de Té también encontrarás:
Está claro que para decantarte por una taza de té u otra, lo primero que tiene que hacer es gustarte: ya sea por los dibujos que tiene, por su diseño o, simplemente, porque te ha llamado la atención. Pero también hay otros aspectos que es importante tener en cuenta:
Así que, ahora sí, ya tienes todos los elementos para elegir la taza que mejor se adapte a ti o a la persona a la que se lo vayas a regalar.
En este último punto no quisiera detenerme demasiado, ya que considero que es bastante obvio, pero bien es cierto que nunca viene de más mencionar ciertos consejos o trucos a la hora de utilizar una tisanera.
El uso es bien sencillo: se introduce el infusor en la tisanera y echamos una o dos cucharadas de tipo café, al gusto. Vertemos el agua caliente con la cantidad que deseamos (lo ideal es que queden libres la medida correspondiente a uno o dos dedos y que el resto sea agua), ponemos la tapa y dejamos reposar el tiempo que nos pida el tipo de té que hayamos escogido.
Una vez caliente, retiramos la tapa y sacamos, sin volcar el contenido, el infusor al plato, intentando que gotee lo menos posible (intentaremos escurrir todo el agua posible levantando el infusor sobre la taza y dejando que caiga la mayor cantidad de infusión posible sobre ella). De esta manera no mancharemos nada y el agua restante quedará en el platillo.
A la hora de limpiarla, la mayoría de las tisaneras pueden ser introducidas en el lavavajillas, tanto la taza, como el infusor y la propia tapa. Sin embargo, siempre será más recomendable lavarlas a mano. Para ello puedes utilizar simplemente agua y jabón o si quieres una limpieza más profunda, prepara una mezcla con los siguientes ingredientes: un chorro de vinagre y una pizca de sal.
A continuación, coge un paño limpio y empápalo con esa pasta que has preparado y pásalo por toda la tisanera. Por último, límpiala con agua y jabón y aclara.